LOS NIÑ@S DE VALLECAS

El niño de Vallecas ( Velazquez )

Voy a intentar dar la vuelta a la tortilla. Aunque un fascista hijo de puta como el Arzobispo de Madrid Rouco Varela cierre la porroquia de los excluidos, no puede significar nada negativo en sí. Más bien todo lo contrario, en un barrio como Entrevias acostumbrado a luchar y a mirar el lado positivo de la vida, es una inyección de energía y visión de futuro.

Por más que algunos se empeñen en mostrarnos que la vida es un valle de lágrimas, esa oscura visión de nuestra existencia sólo puede ser debida a no soportarse a sí mismo o a no follar y claro, luego pasa lo que pasa. El hecho de vivir, contemplar el cielo y de poder mirar a otros ojos de forma clara y transparente, nada puede haber de trágico en ello.

Amig@s vamos a luchar.

Voy a utilizar unas palabras prestadas o mejor dichas copiadas de Javier Ortiz.

Estoy acostumbrado a hablar de la pobreza; no a verla. Y está claro que la pobreza tampoco tiene costumbre de verme a mí.

Aquello fue sólo el arranque de un viaje iniciático por el Tercer Mundo del Primer Mundo, que duraría hasta las tres y media de la mañana. Porque luego vino la charla en esa iglesia que ya no es iglesia –o no lo es según los cánones tradicionales–, y mi perorata intelectual, vergonzosa, ridículamente abstracta, seguida del testimonio apasionado de un periodista de Canal Sur Radio que lleva un programa sobre presos o, mejor dicho, con presos, y un coloquio vivísimo de más de dos horas, cualquier cosa menos convencional, en el que fueron saliendo a borbotones los casos de injusticia palmaria protagonizados por funcionarios de un Estado orwelliano para los que una familia pobre es sólo un grupo de riesgo, y la cena posterior con veinte de ellos –más y más testimonios: Dios mío, qué angustia–, y también las risas, cómo no, y la sencillez, y las muestras de afecto

Continuar leyendo